Autor: Engimin Investigación Especial: Crisis de Arequipa por Protestas Mineras y Desabastecimiento
La ciudad de Arequipa vive días críticos, marcados por el desabastecimiento de combustibles, alimentos y productos esenciales debido a los bloqueos en la Panamericana Sur. La protesta, encabezada por mineros informales, se extiende desde hace más de una semana, impactando gravemente la economía y el tejido social de la región.
Las protestas de mineros artesanales en Arequipa han provocado bloqueos significativos en la carretera Panamericana Sur, especialmente en los sectores de Chala y Nazca, afectando gravemente la conectividad hacia Lima y otras regiones. Estas manifestaciones responden a la falta de avances en la formalización de la minería artesanal, un tema crítico para más de 60,000 trabajadores del sector. El plazo actual para regularizar estas actividades vence el 31 de diciembre de 2024, generando tensiones con el gobierno, que ha propuesto modificaciones legislativas aún no aprobadas
El epicentro del conflicto
El principal reclamo de los manifestantes es la ampliación del plazo para el Registro Integral de Formalización Minera (Reinfo). Este sistema, creado para integrar a los mineros artesanales al marco legal, enfrenta críticas por los obstáculos burocráticos y la insuficiencia del tiempo otorgado para completar el proceso. Los mineros exigen al menos dos años adicionales para cumplir con los requisitos, una demanda que el Gobierno aún evalúa mientras la tensión escala en las carreteras bloqueadas.
En el epicentro de las manifestaciones, los mineros han bloqueado puntos estratégicos de la Panamericana Sur, en sectores que conectan Arequipa con Ica y otras regiones. En este corredor vital para el transporte nacional, camiones con alimentos y combustible permanecen varados, empeorando la crisis de abastecimiento.
Consecuencias para el transporte
Los bloqueos han alargado drásticamente los tiempos de viaje entre Arequipa y Lima, que normalmente son de 16-18 horas. Actualmente, los buses tardan más de 36 horas en completar el trayecto debido a desvíos por rutas alternas y pausas prolongadas en los bloqueos. En algunos casos, se permite el paso de vehículos ligeros y camiones con alimentos y medicinas, aunque de manera esporádica y bajo negociación con los manifestantes.
Además, muchas empresas de transporte han suspendido sus operaciones por la inseguridad en las vías, lo que ha reducido significativamente la oferta de pasajes. Los precios de los boletos, en los pocos servicios activos, han subido considerablemente, superando los S/ 110 soles, lo que agrava la situación para los viajeros.
Impacto visible en la ciudad
En un recorrido por estaciones de servicio como Chaskigas, en el distrito de Paucarpata, se observa una imagen que resume la situación: largas filas de vehículos esperando combustible que ya no está disponible. Taxistas y transportistas, dependientes de este recurso, se enfrentan a días de incertidumbre y pérdidas económicas directas."El combustible que llegó se agotó en pocas horas. Ahora dependemos de que levanten los bloqueos, porque el impacto ya es demasiado grande para nosotros", comenta un trabajador en una estación de servicio local.
El desabastecimiento también se siente en los mercados, donde productos como verduras y frutas, provenientes de regiones vecinas, han subido de precio. Comerciantes y consumidores temen que esta situación se agrave si los bloqueos continúan durante la semana siguiente.
Escenario regional y nacional
Aunque el conflicto afecta principalmente a Arequipa, las consecuencias alcanzan otras regiones del sur, como Ica y La Libertad, donde también hay bloqueos. La extensión geográfica del problema lo convierte en una crisis de alcance nacional, con implicancias económicas más amplias.
Por otro lado, la actividad minera formal también está en riesgo. Empresarios del sector temen que la inestabilidad ahuyente la inversión en proyectos estratégicos en la región. Además, si las demandas de los mineros no se gestionan correctamente, se podría sentar un precedente peligroso para futuras protestas similares.
Proyecciones y posibles desenlaces
El panorama actual deja ver tres posibles escenarios:
Resolución rápida y negociada: Una concesión del Gobierno que incluya una ampliación condicional del Reinfo podría calmar las aguas, al menos temporalmente. Esto permitiría reabrir las vías y restablecer el flujo de suministros.
Prolongación del conflicto: Si el diálogo no prospera, los bloqueos podrían extenderse, agravando la crisis económica y social en el sur del país. Esto podría desencadenar nuevas protestas de sectores afectados, como transportistas y ciudadanos.
Intervención represiva: La intervención de las fuerzas de seguridad para despejar las carreteras podría generar enfrentamientos, con el riesgo de pérdidas humanas y mayor polarización social.
Más allá de los reclamos inmediatos, esta crisis expone un problema estructural en la minería peruana: el difícil equilibrio entre formalización y sostenibilidad. La minería artesanal representa una fuente importante de ingresos para miles de familias, pero su informalidad plantea retos ambientales, legales y sociales que el Estado ha fallado en resolver durante décadas.
El futuro de Arequipa y otras regiones afectadas dependerá de la capacidad del Gobierno para ofrecer soluciones concretas, que aborden no solo las demandas inmediatas, sino las raíces del conflicto. Por ahora, la región espera, atrapada entre la incertidumbre y la necesidad de acción.
Nota adicional
La ruta Arequipa-Lima, bajo estas condiciones, podría requerir al menos dos días de viaje por tierra, con esperas impredecibles en los puntos bloqueados. Algunos vehículos logran pasar tras varias horas de diálogo con los manifestantes, pero la situación sigue siendo inestable y peligrosa para los viajeros.
El gobierno enfrenta un desafío urgente para evitar una escalada del conflicto, cuya resolución pasa por garantizar un proceso de formalización minera más claro y eficiente, mientras asegura el libre tránsito en las carreteras principales.